La técnica de embalsamamiento para el cuerpo de Papa Francisco y la macabra história del papa que “explotó”. Te contamos.
Durante tres días, del miércoles 23 hasta mañana viernes 25 de abril a las 19 horas de Italia, el cuerpo del Papa Francisco estará expuesto en San Pedro para que los fieles puedan rendir homenaje al pontífice. El funeral de Bergoglio está previsto para el sábado 26 de abril a las 10 horas de Italia en la Plaza de San Pedro.

Tras la muerte de una persona, cesan las funciones vitales; las células, privadas de oxígeno, inician la autolisis, liberando enzimas que las descomponen, la sangre deja de circular, causando livideces, los músculos se contraen (rigor mortis) y luego se relajan. La temperatura corporal desciende gradualmente y las bacterias del intestino se propagan, iniciando la putrefacción y liberando gases con olores característicos. Para evitar todo esto, y permitir preservar el cuerpo de una persona que debe ser expuesta públicamente, se utiliza la tanatopraxia.
La tanatopraxia y la macabra história del papa que “explotó”
La tanatopraxia es utilizada por Papas y personalidades importantes que se necesita ser expuestas públicamente, y consiste en el conjunto de prácticas y técnicas que se realizan en un cadáver con el objetivo de higienizarlo, conservarlo temporalmente y restaurar su apariencia para ser presentado.
El proceso de tanatopraxia comienza con la limpieza y desinfección del cuerpo para eliminar cualquier bacteria y prevenir la propagación de enfermedades. A continuación, se pueden aplicar técnicas de conservación transitoria, como la inyección de fluidos especiales, para retrasar la descomposición, y en muchos casos se incluye la restauración estética del difunto.

Este “embalsamamiento temporal” que se utilizó para el Papa Francisco, también fue utilizado para preservar el cuerpo de Benedicto XVI, el Papa Juan Pablo II, Luciano Pavarotti y Pelé, para nombrar los más famosos. Pero no todos saben que antes, se habia utilizado una vez la técnica de Galeazzi Lisi, aplicada al Papa Pío XII, que consistió en envolver el cuerpo en celofán tras untarlo con aceites y hierbas aromáticas, inspirándose en la sepultura de Cristo. Este método “revolucionario” buscaba una conservación indefinida. Sin embargo, el calor y la falta de experiencia provocaron una rápida descomposición del cuerpo. Los gases generados hincharon el cuerpo hasta que el vientre del Papa explotó durante el velatorio, generando un olor nauseabundo y obligando a retoques estéticos de urgencia.