El Jet Lag es un problema para quien hace largos viajes: los trucos prácticos que de verdad te ayudan a no sufrir el desfase horario.
El jet lag, también conocido como trastorno del huso horario, representa uno de los desafíos más comunes y molestos para los viajeros que atraviesan rápidamente diferentes husos horarios. Este fenómeno ocurre porque nuestro reloj biológico interno, o ritmo circadiano, que regula el ciclo sueño-vigilia, permanece sincronizado con la hora original de partida, encontrándose así en desacuerdo con el horario del nuevo destino.

Las consecuencias pueden variar, desde leves molestias hasta síntomas más severos como fatiga intensa, trastornos del sueño, digestión, dificultad de concentración e incluso alteraciones del humor. Viajar hacia el este tiende a ser más problemático que viajar hacia el oeste, porque requiere que el cuerpo “acorte” el día, una adaptación generalmente más difícil que “alargarlo”.
Trucos y consejos para combatir el jet lag
Para mitigar los efectos del jet lag, los expertos aconsejan varias estrategias: adaptarse gradualmente al nuevo huso horario algunos días antes de la partida; exponer el propio cuerpo a la luz natural para ayudar a resetear el reloj interno; mantener una hidratación adecuada; evitar la cafeína y el alcohol durante el vuelo; e intentar adoptar inmediatamente las costumbres locales una vez llegados al destino. Aunque estas tácticas no pueden eliminar completamente los síntomas para todos los viajeros, pueden aliviarlos significativamente y hacer que la experiencia de viaje sea mucho más placentera.
Combatir el jet lag requiere una estrategia bien planificada que comienza ya antes de la partida y continúa hasta la llegada al destino. Un primer paso fundamental es adecuar gradualmente el propio reloj biológico a los nuevos horarios, comenzando a modificar las propias costumbres de sueño algunos días antes del viaje. Esto puede significar acostarse una hora antes o más tarde, dependiendo de la dirección del viaje, para facilitar la adaptación al nuevo huso horario.

Durante el vuelo, es importante mantener un alto nivel de hidratación bebiendo abundante agua y limitando el consumo de cafeína y alcohol, conocidos por deshidratar e influir negativamente en la calidad del sueño. Además, aprovechar cada ocasión para moverse y estirarse ayuda a mejorar la circulación sanguínea, reduciendo las molestias físicas ligadas al largo viaje.
Al llegar, intentar adaptarse inmediatamente a la rutina diaria del nuevo huso horario puede ser de ayuda: si se llega durante el día, exponerse a la luz natural ayudará a regular el reloj interno. Por el contrario, si se llega de noche, evitar pantallas luminosas y crear un ambiente favorable al descanso puede facilitar un sueño reparador.
Otro consejo útil es prever en los primeros días después de la llegada actividades ligeras que no requieran un esfuerzo cognitivo elevado. Esto permite al cuerpo adaptarse sin estrés adicional. Finalmente, prácticas como la meditación o ejercicios de respiración pueden contribuir a aliviar el estrés del viaje y favorecer una mejor adaptación al nuevo ambiente.