La Unión Europea no incluye a la región española entre las comunidades en la que financiará proyectos de extracción de minerales clave
Un “no” mineral europeo que resuena en el pais, como relata el diario El debate. Vamos a ver que pasa con la famosa región española.

España, rica en recursos naturales, experimenta un renovado interés en su sector minero, impulsado por la estrategia de la Unión Europea hacia la autosuficiencia en minerales críticos. Andalucía lidera la producción con un 40%, seguida de Castilla y León (10,5%). Sin embargo, Cataluña, la tercera comunidad con un 9,6% de los recursos, que incluyen potasa, rocas industriales e hidrocarburos, se encuentra en una posición peculiar dentro de este panorama.
El despertar minero de Cataluña: un pulso por los recursos estratégicos
Históricamente, zonas mineras catalanas como el Bages y el Garraf habían entrado en declive: no obstante, la nueva visión europea ha reavivado el interés en su potencial. Además, prospecciones incipientes en Vilanova d’Escornabou, Gavá y Osor sugieren la posible presencia de materiales críticos, abriendo nuevas expectativas para la región.

A pesar de que el Instituto Geográfico Nacional señala a Cataluña como zona estratégica por su lignito y sal potásica, la comunidad autónoma ha quedado fuera de los 47 proyectos estratégicos identificados por la Unión Europea en España. Bruselas ha centrado su atención en Extremadura, Galicia, Andalucía y Castilla-La Mancha para impulsar la extracción de minerales esenciales para tecnologías como molinos de viento, baterías de coches eléctricos y dispositivos electrónicos.
Esta exclusión no ha desanimado al gobierno catalán: consciente de la creciente demanda y la posible relajación de exigencias ambientales a nivel europeo, la Generalitat ha tomado la iniciativa y ha comenzado prospecciones en seis localizaciones distribuidas en tres de sus cuatro provincias, exceptuando Lérida. Este movimiento estratégico subraya la determinación de Cataluña por no quedarse rezagada en la carrera por los minerales críticos, buscando asegurar su participación en un sector que, a nivel nacional, ya experimentó un crecimiento del 9,3% en 2023, generando empleo y una facturación significativa. La apuesta catalana por explorar su subsuelo representa un pulso por redefinir su papel en el mapa minero español y europeo en un contexto de creciente conciencia sobre la importancia de la autonomía en el suministro de materias primas fundamentales.