¿Cuándo se apagará la Tierra? Un estudio revela el futuro de la vida en la Tierra, lo de que la ciencia habla desde hace mucho tiempo.
Un estudio científico explica cual sería la fecha estimada para el fin de la vida en la Tierra. Un tema de que se habla durante muchos años y que los estudiosos de nuestra generación han estado abordando.

Un reciente estudio de la Universidad de Bristol, publicado en Nature Geoscience, advierte sobre una futura extinción masiva en la Tierra, impulsada por una transformación geológica sin precedentes.
El reloj cósmico: que nos dice el estudio científico
La investigación se centra en la eventual formación de un supercontinente, denominado “Pangea Última”, dentro de aproximadamente 250 millones de años. Este fenómeno, similar a la antigua Pangea, implicará la fusión de las placas tectónicas, uniendo todos los continentes en una única masa terrestre.
Sin embargo, las consecuencias de esta reunificación continental irán mucho más allá de un simple cambio geográfico. El estudio predice un aumento drástico de las temperaturas globales, con rangos extremos que podrían oscilar entre los 50°C y 70°C en amplias zonas del planeta. Este calentamiento severo se verá exacerbado por una intensificación de la actividad volcánica, que liberará enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, creando un ambiente aún más hostil para la vida.

En este escenario futuro, la habitabilidad del planeta se verá drásticamente reducida. Los investigadores estiman que solo alrededor del 8% de la superficie terrestre podría ofrecer condiciones mínimamente aptas para la supervivencia. Estas regiones se encontrarían alejadas de la línea ecuatorial y ubicadas en las periferias del supercontinente. La simulación también revela una reconfiguración continental específica: América se desplazaría hacia el centro, fusionándose con la Antártida, mientras que África ascendería hasta quedar encajada entre lo que hoy conocemos como Rusia y Estados Unidos. Las áreas centrales de Pangea Última se convertirían en zonas permanentemente calientes, mientras que incluso las regiones más “templadas” no descenderían de los 30°C.
Los científicos enfatizan que la fauna y flora terrestres no tendrían la capacidad de adaptarse a cambios ambientales tan extremos y a una velocidad tan vertiginosa. La combinación letal de calor abrasador, una atmósfera irrespirable cargada de gases tóxicos y la desaparición de ecosistemas completos marcarían el inevitable fin de la vida en la Tierra. Aunque este evento catastrófico se proyecta para un futuro lejano, el estudio sirve como un recordatorio contundente de que la vida en nuestro planeta no es eterna y está sujeta a los implacables ciclos geológicos y cósmicos.