Cambio climático y enfermedades infecciosas: un cóctel peligroso como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El cambio climático está provocando la propagación de enfermedades infecciosas a zonas donde antes no eran comunes. El calentamiento global altera el hábitat de vectores como los mosquitos, permitiéndoles expandir su rango geográfico y transmitir enfermedades como el dengue y la malaria.

El cambio climático, con su creciente impacto en nuestro planeta, está alterando los patrones de propagación de enfermedades infecciosas, llevándolas a zonas donde antes eran desconocidas. Este fenómeno, lejos de ser una mera especulación científica, se ha convertido en una preocupación de salud pública global, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cambio climático, que está provocando
El calentamiento global, uno de los pilares del cambio climático, está modificando el hábitat de vectores de enfermedades como los mosquitos. El aumento de las temperaturas permite a estos insectos expandir su rango de acción hacia latitudes más altas, llevando consigo enfermedades como el dengue, la malaria, el zika y el chikungunya. La deforestación, otro factor clave, agrava la situación al destruir los ecosistemas naturales y favorecer la proliferación de mosquitos.
Pero no solo los mosquitos son un problema. Los murciélagos, portadores de diversos virus, están invadiendo zonas cercanas a núcleos urbanos debido a la pérdida de su hábitat natural. Esta proximidad aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, como el virus del Ébola, a los seres humanos.

Las inundaciones, cada vez más frecuentes debido a fenómenos meteorológicos extremos, también contribuyen a la propagación de enfermedades. La contaminación del agua con patógenos favorece la aparición de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la diarrea infantil, especialmente en países con sistemas de saneamiento deficientes.
El calentamiento de los océanos, por su parte, está propiciando la proliferación de bacterias patógenas como el Vibrio cholerae, responsable del cólera. Un estudio reciente ha demostrado que el aumento de la temperatura del mar favorece la expansión de esta bacteria, aumentando el riesgo de brotes epidémicos.
La situación es alarmante. Un estudio ha demostrado que la distribución de la malaria se ha desplazado hacia altitudes más elevadas en Etiopía y Colombia durante los años más cálidos. Asimismo, el mosquito Aedes albopictus, vector del dengue y el chikungunya, ha expandido su territorio en los últimos años, llegando a 13 países de la Unión Europea en 2023. Las previsiones no son alentadoras. Se estima que, en 2080, 2.250 millones de personas más estarán en riesgo de contraer dengue en comparación con 2015. Además, la enfermedad podría expandirse a países que actualmente se consideran zonas de bajo riesgo.